6 de mayo de 2009

Historias de Valladolid: SAN PEDRO REGALADO (1390-1456), patrón de la ciudad


     Pedro de Valladolid, así firmaba, era hijo de Pedro Regalado y María de la Costanilla, matrimonio perteneciente al grupo de los judeoconversos, muy denostados en el siglo XIV tanto por los cristianos viejos como por los judíos. Nace en Valladolid en 1390, en La Costanilla (calle de Platerías), siendo bautizado en la iglesia del Salvador después de la conversión paterna tras una violenta persecución social y doctrinal de algunos conversos influyentes. Queda huérfano de padre al poco tiempo de haber nacido.Casi niño, a los 13 años, ingresa en 1403 en el convento de San Francisco de Valladolid, donde encuentra una situación muy peculiar. En esos años la vida monacal era muy relajada, ajena a la observancia franciscana, debido fundamentalmente a dos motivos. Por un lado, como consecuencia del Cisma de Occidente, que hizo estragos entre la clerecía. Por otro, por las bajas producidas por la peste negra en los monasterios, que abrieron sus puertas para reponer frailes, no vocaciones, a gente sin ninguna preparación.Ante este panorama, algunos ideólogos franciscanos, como el palentino fray Pedro de Santoyo, el burgalés fray Pedro de Salinas y fray Pedro de Valladolid, encabezando el grupo el anciano patriarca vallisoletano fray Pedro de Villacreces (activo en Guadalajara tras haber sido profesor en Salamanca), plantearon la necesidad de hacer una reforma para retornar a la regla primitiva y su rigor.

     Cierto día el recio fray Pedro de Villacreces, que contaba 60 años, se presentó en el convento de Valladolid causando intriga entre la comunidad. Las ideas reformistas que promovía enseguida fueron asumidas por el joven Pedro Regalado, de 15 años, estableciéndose entre ellos una profunda compenetración de espíritu y amistad, formando el viejo al joven en sus ideales para la orden. Al poco tiempo, tras recibir Villacreces del obispo de Osma autorización para fundar en tierras burgalesas, tan singular pareja de frailes, de edades tan diferentes, partieron de Valladolid portando solamente un báculo y un breviario, caminando varias jornadas y mendigando por las aldeas, hasta llegar a La Aguilera (provincia de Burgos), donde fundaron un humilde convento.En el monasterio Domus Dei de La Aguilera, al que acudieron jóvenes discípulos de Villacreces, se produciría el retorno de la regla franciscana a su pureza, después de que el 24 de septiembre de 1409 el papa Alejandro V promulgara la autorización en la bula “Ordinem Fratum Minorum”. Los franciscanos reformados tomaron como modelo la austeridad del santo poverello de Asís. Durante once años Pedro Regalado ejerció como limosnero por los pueblos cercanos, como sacristán, ayudante de cocina y atendiendo a los pobres que llegaban a la puerta del convento.


     En 1415 fray Pedro de Villacreces lleva a cabo la nueva fundación del convento Scala Coeli en El Abrojo, próximo a Laguna de Duero (Valladolid), designando a Pedro Regalado como maestro de novicios, que pide a los recién llegados la entrega a la regla por amor. Él mismo recorre predicando algunos pueblos vallisoletanos, como Tudela de Duero, las dos Quintanillas, Matapozuelos o Portillo, comenzando a difundirse rumores de algunos milagros obrados por el fraile franciscano durante este periplo.

     Cuando en 1422 muere fray Pedro de Villacreces en el convento de Peñafiel, las comunidades de La Aguilera y El Abrojo eligen prelado a Pedro Regalado, su fiel colaborador en la reforma. Pronto se extiende por toda Castilla su fama y la admiración por esta espiritualidad renovada, adhiriéndose a esta empresa hasta siete conventos. Celdas humildes, ayuda a los labradores compensada con limosnas, escuetos almacenes de provisiones para el sustento diario, rechazo al dinero, oración, silencio, penitencia y predicación eran su soporte ideológico. Con el tiempo y siguiendo este ejemplo, el Císter hace su propia reforma, hasta que el cardenal Cisneros, siendo regente de Castilla, emprende la reforma con carácter general en toda España. El monasterio de El Abrojo, por su proximidad a Valladolid, sería visitado por personajes de la Corte para solicitar consejos del prestigioso franciscano, entre ellos don Álvaro de Luna y el rey Juan II de Castilla.

     Pedro Regalado desarrolla entre 1445 y 1456 un espíritu místico centrado en tres ideas: la Eucaristía, la devoción a la Virgen y el recuerdo de la Pasión de Cristo a través de las mortificaciones corporales. Se comentaba que en el cerro del Águila, próximo al convento, ejercitaba el Víacrucis cargado de una cruz y coronado de espinas. Todo ello originó en el imaginario popular medieval una fama de santidad en torno a su persona, hasta llegar a una total mitificación, siendo el prodigio más divulgado el de la bilocación. Tras su muerte, ocurrida en La Aguilera el 30 de marzo de 1456, los guardas de su sepulcro fueron recopilando en un libro, conservado en el convento, las declaraciones de los beneficiados por el santo de forma milagrosa, que fueron tantas, que a los seis meses desistieron del empeño porque los escribanos no daban abasto.Una de las leyendas orales más extendidas le sitúa rezando maitines un 25 de marzo en el convento de El Abrojo. Tras sentir el deseo de rezar a la Virgen en La Aguilera, por celebrarse ese día la fiesta de la Anunciación, es transportado por ángeles librando por el aire los 80 kilómetros de distancia, existiendo testimonios de su presencia el mismo día en ambos lugares. En otras ocasiones se deja constancia de celebrar capítulo en los dos monasterios al mismo tiempo. Todos sus populares prodigios sirvieron de inspiración para los artistas plásticos, a los que encargaban obras devocionales con la representación de los milagros, en unas ocasiones cruzando los ríos Duero y Aza sobre su capa extendida sobre las aguas, a falta de puentes, otras amansando a un toro enfurecido que había escapado tras haber sido picado con garrochas en las fiestas de Valladolid, incluso entregando pan a los pobres después de muerto.

     En el verano de 1492, durante una visita al monasterio de La Aguilera de la reina Isabel la Católica, que acompañada de doña Mencía de Mendoza iba a solicitar reliquias del fraile vallisoletano, dijo a las damas de su séquito “Pisad despacio, que debajo de estas losas descansan los huesos de un santo”. El tiempo le daría la razón, ya que el 17 de agosto de 1683 fue beatificado y el 29 de junio de 1746 canonizado por Benedicto XIV, hecho celebrado en Valladolid con pompa especial, siendo declarado el 13 de noviembre de ese mismo año patrono de la ciudad y su diócesis, en sustitución de San Miguel, que lo había sido hasta entonces.

     Actualmente, el monasterio de La Aguilera lleva el nombre del santo y sigue siendo un centro de devoción popular en torno a su sepulcro. Del monasterio de El Abrojo, en el que Isabel la Católica se hizo construir un aposento que en ocasiones sirvió de retiro a Carlos I, apenas queda la puerta de entrada al recinto monacal junto a la carretera de Madrid, pasando Laguna de Duero. Una reliquia del santo, procedente de este convento, fue trasladada a la iglesia vallisoletana de San Juan de Letrán.

     El Ayuntamiento de Valladolid le dedicó en 1865 la céntrica calle que conduce hasta la catedral y se conservan en la ciudad como testigos de su vida su casa natal en la calle Platerías, reformada tras el célebre incendio de La Costanilla y parte del centro urbano, ocurrido el 21 de septiembre de 1561, y la pila bautismal en la iglesia del Salvador, junto a la cual el año 2004 el Ayuntamiento colocó una escultura de bronce del santo, obra del escultor sevillano Miguel García Delgado. Ya años antes, de forma honorífica, había dado su nombre a un populoso barrio de Valladolid, creado a mediados del siglo XX.

     La festividad de San Pedro Regalado se celebra cada 13 de mayo en Valladolid y en La Aguilera, siendo una fiesta local de gran tradición. El santo ha sido declarado patrono de los toreros, proponiéndole algunos devotos en la actualidad como patrono de Internet, como en su día lo propusieran los aviadores.

Ilustraciones: 1 Monumento a San Pedro Regalado junto a la iglesia del Salvador, donde fue bautizado (foto Ricardo Díez). 2 Casa natal de San Pedro Regalado en Valladolid (foto Travieso). 3 Retablo de la capilla de San Pedro Regalado en la iglesia del Salvador, Valladolid. 4 Grabado con el "Milagro del toro" (foto Travieso). 5 Grabado de San Pedro Regalado atravesando el Duero sobre su capa.

Informe: J. M. Travieso.

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