8 de junio de 2009

Exposición: LAS HUELLAS DEL CAMINANTE, del 10 de junio al 12 de julio 2009



En el MUSEO DE LEÓN se presenta una muestra del escultor turolense PABLO SERRANO (1910-1985) que conmemora su centenario y que está compuesta por cuarenta y siete esculturas, cinco de gran formato, diecinueve dibujos y cinco cuadernos del artista. Asimismo, en “Las huellas del caminante” se pueden contemplar dos proyecciones audiovisuales y paneles con la biografía del reconocido escultor aragonés.

CONVERSACIÓN EN EL PASEO DE LA CASTELLANA DE MADRID

Era una fresca mañana de noviembre de 1972 y la pareja paseaba bajo una moderna pasarela, recientemente construida, que cruzaba de parte a parte el Paseo de la Castellana. Bajo ella y a los lados de la carretera aparecían relucientes esculturas de gran formato, todas ellas muy abstractas, instaladas desde hacía poco tiempo. Acercándose a una de ellas, la más monumental, él comenzó a fruncir el ceño.

-No acabo de entender para qué ponen esto aquí, esto no es arte, esto son dos patatas grandes ¡Una vergüenza!

-Siempre exagerando. Es un honor para Madrid poseer una escultura de Pablo Serrano- contestó la chica, menuda y expresiva.

-¿Un honor esta birria?- susurró entre dientes.

-Es la obra de un artista que ha demostrado ser coherente y arriesgado como pocos a lo largo de su vida.

-Desde luego que es arriesgado decir que dos patatas, o dos calabazas, o lo que sean, son una escultura. ¿Eso es lo que estudias en la Facultad?- respondió al tiempo que abría los ojos y su boca esbozaba una mueca incrédula.

-Tienes que aceptar que el concepto de escultura ha cambiado. Para empezar fíjate en el detalle de que esté colocada a ras de calle, lo que indica que el escultor huye de las figuras colocadas sobre grandes pedestales, pretenciosos y distantes. En una palabra, acerca su obra al ciudadano, la democratiza.

-¿También hay que politizar la escultura? Por favor cariño, ten cuidado con lo que dices, que aquí las paredes oyen y están muy cerca los Nuevos Ministerios- respondió al tiempo que miraba con temor a un lado y a otro y metía las manos en los bolsos del abrigo.

-Tranquilo. Pablo Serrano no hace una escultura de contenido político, sino humanista. El escultor en esta obra no se ha planteado representar una figura sino una idea, y como tal la materializa en una abstracción.

-¿Son arte abstracto dos patatas pintadas de oro para que queden más bonitas?- preguntó mientras giraba lentamente en torno a los dos bloques de bronce.

-Mira, hace poco Pablo Serrano realizó experimentos espaciales en dos series que tituló “Hombres bóveda” y “Hombres puerta”. Los resultados de aquellas experiencias los simplificó en la serie “Unidades yunta”, a la que pertenece esta escultura.

-Todo eso suena muy bien, pero como no te expliques mejor…- respondió él al tiempo que apoyaba su mano sobre la tosca y fría superficie del bronce.

-¿No te das cuenta de que en esta escultura su autor plantea el problema de la comunicación en nuestro tiempo, la necesidad de la búsqueda del otro? Por eso compone dos piezas independientes y complementarias, una de forma cóncava y otra convexa que sugieren lo material y lo espiritual, la vida y la muerte, el Yin y el Yan, las luces y las sombras, lo masculino y lo femenino, tú y yo...

-Eso ya es más fácil de entender, pero ya le vale al escultor complicarse tanto la vida- dijo mientras comenzaba a interesarse por cada detalle.

-Pablo Serrano aquí no quiere representar a un personaje concreto, como lo hiciera con Unamuno o Machado. Te vuelvo a repetir que lo que representa son ideas. Si te das cuenta las dos formas podrían acoplarse en una unión perfecta, son ideas que se complementan, que no tienen sentido la una sin la otra, como tus ideas y las mías. Además, fíjate en el detalle del interior dorado, de los dos núcleos que parecen emitir luz, perfectamente pulimentados, completamente diferentes al exterior informe, rugoso y sombrío.

-¿Eso también tiene significado?- musitó completamente intrigado.

-Desde luego. El escultor desarrolla una vieja teoría platónica como lo hicieran los grandes escultores del Renacimiento. La idea esta en el interior de la materia y hay que descubrirla. Cuando la vislumbras aparece la luz. Ocurre lo mismo con las personas, sus principales valores están en su interior, no en su aspecto externo, a veces tan poco atractivo. Vamos, como tú, que pareces tan bruto cuando en realidad eres tan cariñoso.

-En eso estoy de acuerdo, no en lo que dices de mí, sino en que lo importante es conocer el interior de las personas- contestó muy satisfecho por aquello que descubría en la escultura, al tiempo que ponía su brazo sobre el hombro de la chica.

-Pues ya ves como tras un aspecto externo tan bruto lo importante es descubrir el interior, detalle que también hace referencia a la evolución humana, al antes y el después de la humanidad.

-¿Sabes que te digo?- preguntó sonriente mientras la sujetaba del brazo.

Ella se le quedó mirando a los ojos, al tiempo que sonreía, esperando cualquier respuesta estrafalaria.

-Pues que nunca había intentado entender las ideas que mueven a los artistas modernos, siempre me habían parecido una tomadura de pelo. Te aseguro que cada vez que pase por aquí me acordaré de ti, de la luz interior que sale por tus ojos. Es más, ahora me encanta esta escultura de verdad. A partir de hoy me será imposible elogiar esculturas tan pretenciosas como la del caballo de Espartero.

Y riendo juntos llegaron hasta la puerta de El Corte Inglés.

Museo de León. Plaza de Santo Domingo, 8.
Horario de visita: Martes a sábados, de 10 a 14 y de 16 a 19 h.

Domingos y festivos, de 10 a 14 h.

Informe y relato: J. M. Travieso.
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