19 de agosto de 2010

Información: Restaurados los retablos barrocos de las Descalzas Reales de Valladolid



     Un total de diez lienzos han vuelto a ocupar su lugar de origen, desde el 2 de agosto, en el retablo mayor y colaterales de la iglesia del monasterio de las Descalzas Reales de Valladolid. El conjunto de pinturas, bastante desconocido, fue una donación de la reina Margarita de Austria y realizado entre 1610 y 1615 por un grupo de pintores toscanos como Nicodemo Ferrucci, Francesco Mati, Michelangelo Cinganelli, Benedetto Veli, Giovanni Bilivert y Fabricio Boschi. Los lienzos pertenecientes al retablo mayor representan episodios de la vida de la Virgen, a los que se suma un Calvario colocado en el ático, grupo escultórico que realizó el gran maestro Gregorio Fernández, y las imágenes de San Bernardino de Siena y San Francisco, ejerciendo como ensamblador del conjunto Juan de Muniátegui.
     Los lienzos de los retablos colaterales son obra de Donato Mascagni y representan a Santa Clara y San Francisco, santos fundadores de la orden de las Clarisas que habita el convento.

     A pesar de que las pinturas no presentaban grandes deterioros por haber permanecido en clausura durante 400 años, motivo por el que no son conocidas y valoradas como merecen, la Fundación del Patrimonio Histórico, con el mecenazgo de la Fundación Reale, acometieron las oportunas tareas de asentamiento, desinfección y limpieza del conjunto, que han durado nueve meses y han sido llevadas a cabo por doce especialistas. Con ello culmina el programa iniciado en 2006, cuando se restauraron veinte importantes lienzos conservados en las dependencias conventuales y supone la recuperación total de la importante colección de pintura florentina del siglo XVII que guarda el monasterio.

     El resultado es deslumbrante, habiendo recuperado la iglesia el aspecto que presentaba cuando la esposa de Felipe III reformó el monasterio durante la estancia de la Corte en Valladolid. Como hecho curioso, la restauración ha permitido recuperar el tabernáculo original que alberga el sagrario, un rico elemento de madera policromada con forma de templete que permanecía almacenado en la clausura y del que se desconocía su origen. Hoy resplandece de nuevo en el lugar para el que fue realizado.

     Esperemos que a partir de ahora se den toda clase de facilidades al público para poder contemplar este magnífico legado artístico.

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