12 de abril de 2013

Theatrum: VENCIDO Y PRISIONERO, el gesto reflexivo de un comunero abatido







VENCIDO Y PRISIONERO 
Luciano Sánchez Santarén (Mucientes, Valladolid 1864 - Valladolid 1945)
1897
Óleo sobre lienzo
Ayuntamiento de Valladolid
Pintura historicista del siglo XIX





En una pared del pasillo del segundo piso de la Casa Consistorial cuelga esta pintura realizada en 1897 por Luciano Sánchez Santarén, uno de los pintores más destacados en el panorama vallisoletano del siglo XIX. Su título, "Vencido y prisionero", no aclara demasiado sobre el tema representado, pues en realidad la temática responde a la irrupción en las bellas artes, desde los últimos años del reinado de Isabel II, de los héroes de la Guerra de las Comunidades que habían permanecido silenciados durante siglos.
El descontento contra el régimen monárquico, tanto entre los ciudadanos como entre políticos y militares, junto a la expansión de los ideales progresistas, habían creado un caldo de cultivo apropiado para ensalzar a aquellos personajes históricos a los que monarcas españoles habían convertido en mártires en su lucha por la libertad y la justicia. Entre ellos los Comuneros de Castilla, siguiendo la senda abierta por Antonio Gisbert Pérez en el célebre cuadro "Ejecución de los Comuneros de Castilla", obra presentada en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1860 y hoy conservada en el Congreso de Diputados, que abrió el camino a una veintena de pinturas sobre el mismo tema.

Ejecución de los Comuneros de Castilla
Antonio Gisbert Pérez, 1860. Congreso de los Diputados, Madrid
De modo que podemos afirmar que la pintura de Sánchez Santarén se encuadra dentro de la exaltación de los héroes de Villalar, sin que podamos matizar qué líder exactamente recrea este óleo, considerado como una de las obras maestras del pintor.

El comunero aparece vestido como militar del siglo XVI, con media coraza, el morrión reposando en el suelo y desarmado, sin espada. La indumentaria se reduce a un jubón aterciopelado de tonos burdeos que hace juego con las calzas, completándose con unas medias rojas y unas botas de cuero desabrochadas. Se sienta sobre un sillón frailero colocado junto a la embocadura de una ventana de piedra decorada con molduras y una fina columnilla, tal vez una prisión. Su gesto está a mitad de camino entre el abatimiento y la reflexión, haciendo presentir ser víctima de una derrota en el campo de batalla.

La escena, que ofrece muchas similitudes con los personajes recreados en la misma época por el alcoyano Antonio Gisbert y el vallisoletano Miguel de los Santos Jadraque, en este caso se centra en el estudio psicológico del personaje, que queda reforzado con la postura, la mirada caída y el gesto reflexivo apoyando la mejilla sobre una mano. Al mismo tiempo el pintor demuestra su dominio del dibujo y su virtuosismo, a través del color, en el trabajo de las diferentes texturas, tanto de las telas, que oscilan desde la finura de las medias ajustadas a los brillos del terciopelo, como en los reflejos metálicos de la coraza y el casco.

Busto-retrato de Luciano Sánchez Santarén
D. Pastor Valsero. Colección particular, Valladolid
Es, sin duda, una excelente creación historicista, género que el pintor ya había abordado siete años antes en el cuadro "El conde Ansúrez contemplando los planos de la Antigua" (Ayuntamiento de Mucientes, Valladolid) y que lo volvería a hacer en 1897 con "Nerón mostrando el cadáver de Agripina", un tema también pintado en Roma por Arturo Montero Calvo.

Su obra se enmarca dentro del resurgir artístico ocurrido en Valladolid en el último tercio del siglo XIX, con Martí y Monsó a la cabeza. Luciano Pedro Sánchez Santarén nació el 9 de enero de 1864 en Mucientes (Valladolid), pasando a vivir con tres años junto a unos familiares de Fuensaldaña al quedar huérfano. En 1871 se desplazó a la ciudad de Lugo acompañando a su hermanastro José Sánchez Saravia, donde éste trabajaba como administrador del obispo José de los Ríos Lamadrid. En la ciudad gallega despertó su vocación artística, comenzando a pintar con catorce años dirigido por el orensano Leopoldo Villaamil.

Continuó su formación cuando se desplazó a Toledo para vivir con unos parientes, realizando allí sus primeros apuntes del natural. Fue el pintor zaragozano Pablo Gonsalvo quien le animó a completar sus estudios en la Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid, por entonces Escuela Especial de Pintura, Escultura y Grabado, donde se matriculó con 18 años y llegó a destacar en Pintura de Historia y Paisaje, colaborando con su profesor José Parada con dibujos de tipos humanos de distintas razas que ilustraban la Anatomía Pictórica, publicada en 1894.

En 1884 se presentó a la Exposición Nacional de Bellas Artes con el lienzo "Estudios de ropajes", consiguiendo una segunda medalla en la Exposición Aragonesa celebrada en Zaragoza en 1886. Después de terminar su carrera, participaba de nuevo en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1889 con su obra ¡Qué será de nosotras!, con la que obtuvo una mención honorífica, y en la exposición organizada por el Círculo Calderón de la Barca de Valladolid en 1890. En 1893, poco después de contraer matrimonio, se instaló en la calle de San Ignacio de Valladolid, ocupando poco después una plaza de Profesor de Dibujo Artístico en la Escuela de Bellas Artes vallisoletana, que por entonces dirigía Martí y Monsó, permaneciendo en este trabajo durante más de cuarenta años.

Luciano Sánchez Santarén, en el centro,
acompañado de Aurelio García Lesmes y Narciso Alonso Cortés
Decepcionado con las exposiciones nacionales, y debido a su modestia, Luciano Sánchez Santarén no se volvió a presentar a ninguna, quedando recluido en Valladolid, donde también impartía clases particulares y en 1897 llegó a ser nombrado Académico de Bellas Artes de la Purísima Concepción y vocal de la Comisión Provincial de Monumentos. Su inquietud cultural le llevó a participar en la fundación de la Coral Vallisoletana y en la Sociedad Castellana de Excursiones. En 1931 era nombrado director de la Escuela de Artes y Oficios Artísticos, cargo que ocupó hasta que le sorprendió la muerte el 11 de enero de 1945.         

Informe: J. M. Travieso.

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