20 de septiembre de 2013

Theatrum: CUSTODIA PROCESIONAL, el esplendor de la platería vallisoletana




CUSTODIA PROCESIONAL DE ASIENTO
Juan de Arfe y Villafañe (León 1535 - Madrid 1603)
1587-1590
Plata repujada y grabada
Museo Diocesano y Catedralicio, Valladolid
Orfebrería renacentista española





Juan de Arfe representa la cima alcanzada por la platería española renacentista. Consciente de su condición de artista humanista,  dotado de un conocimiento científico y sentido creador ajeno al concepto de mero artesano, dejó un impresionante legado de obras suntuarias en forma de cruces y custodias procesionales, así como el importante tratado sobre orfebrería El Quilatador de Oro, Plata y Piedras (Valladolid, 1572; reimpreso en Madrid, 1598), el primer libro editado en Europa sobre las características de los metales y sus aleaciones, junto a la que está considerada como su obra fundamental: De Varia Commensuracion para Escultura y Arquitectura (Sevilla, 1585-1587), recopilación de conocimientos diversos que fue uno de los tratados más importantes y consultados de su época.

Juan de Arfe formó parte de la tercera generación de la saga de plateros más importante de España en el siglo XVI, iniciada por su abuelo Enrique de Arfe (1475-1545), también conocido como Enrique de Colonia por su origen alemán, artífice de las bellas y refinadas custodias procesionales de las catedrales de León (desaparecida en 1809), Córdoba y Toledo. Su padre y maestro, Antonio de Arfe (1510-1580), fue el introductor de las formas renacentistas en la orfebrería española, ajustado a la corriente plateresca, con obras maestras como las custodias procesionales de Santiago de Compostela y Medina de Rioseco. Juan de Arfe recogió el testigo familiar para convertirse en el más importante orfebre de finales del siglo XVI, autor de obras tan representativas como las custodias procesionales de las catedrales de Ávila, Sevilla y Valladolid, así como de una notable colección de bustos relicarios y la preparación de los sepulcros broncíneos del Duque de Lerma, su esposa y sus tíos.


Nacido en León en 1535, hacia 1547 se traslada con sus padres a Valladolid con tan sólo 12 años, iniciando su aprendizaje como orfebre y grabador, junto a sus hermanos Antonio y Enrique, en el taller paterno abierto en la Corredera de San Pablo, donde se ejercita en el modo de trabajar "el romano" o nuevas formas renacentistas introducidas por su padre. Durante su juventud participa del fragor artístico floreciente en Valladolid, convertida en uno de los centros creativos más importantes de España tras el asentamiento ocasional de la Corte, el funcionamiento de la Real Chancillería y el enriquecimiento de los nobles y el clero, siendo un dato elocuente el que contara con el mayor número de talleres de plateros del reino —57 censados en 1561— desde que algunos iniciaran su actividad en tiempos de los Reyes Católicos1, con obras repartidas no sólo por toda Castilla, sino también por Asturias y Galicia.

Durante su adolescencia pasaría a ser colaborador de su padre para atender la ingente demanda de piezas de orfebrería, tanto en obras suntuarias solicitadas por el alto clero como en platería civil demandada, entre otros, por los condes de Benavente, los duques de Urueña, del Infantado, de Alba y de Medina de Rioseco, por don Álvaro de Mendoza, obispo de Ávila y de Palencia y presidente de la Chancillería, etc.

Grupo de Adán y Eva junto al árbol del Paraíso
Hacia 1555 estudia anatomía en la Universidad de Salamanca con el catedrático Cosme de Medina, además de latín, aritmética, geometría, astrología y grafidia, conocimientos que junto al de los órdenes arquitectónicos y aleaciones de los metales aplicaría con maestría en sus obras de orfebrería y fundiciones en bronce.  Con 25 años realiza su primer encargo, una cruz labrada y cincelada para la catedral de Valladolid y en 1562 contrae matrimonio con Ana María Martínez de Carrión, también hija y nieta de los plateros de oro Melchor Martínez y Alonso Gutiérrez, marcador de la villa de Valladolid, naciendo al año siguiente Germana, su única hija, que en 1592 se casaría con el platero burgalés Lesmes Fernández del Moral.

Entre 1564 y 1571, ya independizado del taller paterno y establecido en la calle de la Costanilla de Valladolid, elabora su primera gran custodia procesional de asiento, junto a dos cetros, para la catedral de Ávila, en la que ya hace prevalecer los valores arquitectónicos sobre los decorativos. La admiración que llega a despertar la suntuosa obra de orfebrería abulense hace que sea elegido en un concurso restringido para realizar la custodia procesional del Corpus de la catedral de Sevilla, obra que inicia en 1580 siguiendo las directrices iconográficas aportadas por el canónigo Francisco Pacheco y contando como colaborador con Hernando de Ballesteros, una obra que está considerada como una de las más grandes creaciones de la orfebrería nacional de todos los tiempos.

Detalle del grupo de Adán y Eva
Se atribuye a Juan de Arfe una serie de 35 grabados en madera realizados en Sevilla para la edición del Libro de la Montería (sobre la obra mandada escribir por el rey Alfonso XI), realizada en 1582 por Gonzalo Argote de Molina e impresa por el prestigioso italiano Andrea Pescioni, establecido en Sevilla, que igualmente se ocuparía de su tratado De Varia Commensuracion.

En 1587 abandona la capital andaluza y regresa a Valladolid, donde no sólo le es solicitada la custodia procesional de la catedral, sino otras dos más para las catedrales de Segovia (no finalizada) y Burgos. El trabajo de la custodia vallisoletana le mantiene ocupado entre 1587 y 1590, sintetizando sus experiencias anteriores en Ávila y Sevilla. Juan de Arfe llegaría a crear una importante escuela en Valladolid, donde ejerce rodeado de un numeroso grupo de aprendices y oficiales, entre ellos el prestigioso Juan de Benavente (1535-1610). En la por entonces villa castellana vive vinculado a la Cofradía de Nuestra Señora del Val y San Eloy, que desde 1452 acogía al gremio de plateros, manteniendo relaciones amistosas con renombrados artistas del momento, como el escultor Esteban Jordán o el pintor Gregorio Martínez.

Esquema e iconografía de la custodia de Juan de Arfe
Sin abandonar su domicilio de Valladolid, en 1592 se establece en Burgos, donde reside durante cinco años en casa de su yerno y donde en 1593 protagoniza un curioso episodio cuando los plateros burgaleses le eligen para portar el pendón de la Cofradía de San Eloy en la procesión del Corpus, honor que rechaza alegando no ser artesano platero u orfebre, "sino escultor de oro e plata e arquitecto..., oficios muy distintos del oficio de platero", consciente de la diferenciación entre los status de artesano y artista, lo que pone de manifiesto su autoestima como científico y creador.

A partir de 1595 Juan de Arfe, como experto en aleaciones y metales, ocupa el cargo oficial de ensayador de la Casa de la Moneda de Segovia, donde toma contacto con el ambiente cortesano, donde le es solicitado por Felipe II el sobredorado de las esculturas en bronce realizadas por Pompeo Leoni para los cenotafios reales del monasterio de El Escorial. Para el mismo lugar le solicitan 64 relicarios en cobre, en forma de bustos, de los cuales entrega 22 en 1598. Tras la muerte del monarca, su hijo Felipe III continúa solicitándole piezas, aunque el principal proyecto sería la fundición de las efigies orantes en bronce del Duque de Lerma y su esposa doña Catalina de la Cerda, destinadas a la capilla mayor de la iglesia de San Pablo de Valladolid, obra que motiva su regreso junto al Pisuerga en 1600, aunque para acometer esta obra se desplaza de nuevo a Madrid en 1602 para realizar la fundición de los sepulcros ducales, una obra que queda inacabada cuando se produce su muerte el 1 de abril de 1603 en la casa del orfebre italiano Jacome Trezo, cuando contaba 68 años.
El proyecto es concluido por su yerno, el escultor y platero burgalés Lesmes Fernández del Moral, que se ocupa de concluir tanto las esculturas funerarias ducales de Valladolid, bajo el asesoramiento de Pompeo Leoni, como el resto de los bustos-relicario para El Escorial, sucediéndole también en el cargo de la Casa de  la Moneda.    

Detalle del primer cuerpo
LA CUSTODIA PROCESIONAL DE VALLADOLID

La custodia que realizara Juan de Arfe para la catedral de Valladolid supone un importante legado a la ciudad en la que fue vecino durante 34 años, la mitad de su vida, por otra parte lugar de su formación y del comienzo de su andadura artística en la elaboración de custodias monumentales, en las que, a diferencia de los modelos góticos de su abuelo Enrique y los platerescos de su padre Antonio, marca la evolución de la platería castellana desde el manierismo clasicista a los inicios del barroco.

Valorado como orfebre, después de que elaborara en su obrador vallisoletano la custodia de la catedral de Ávila, una obra de juventud en la que todavía persevera en la delicada decoración plateresca, el Cabildo vallisoletano decide encargar a Juan de Arfe otra similar en 1587 emulando el modelo abulense. Como en ese momento se encuentra residiendo en Sevilla, realizando la custodia sevillana, firma el contrato en su nombre el platero José de Madrid, recibiendo, como era habitual, la sugerencia de un determinado programa iconográfico relacionado con la exaltación de la Eucaristía, una temática que siempre era impuesta a los plateros en base a los postulados contrarreformistas, así como la condición de que fuera entregada un mes antes de la celebración del Corpus de 1590.

Detalle del primer cuerpo y viril
La custodia de Valladolid, realizada veinte años después de la abulense, aparece como una obra de madurez mucho más sobria y depurada, con un diseño, proporciones y arquitectura que definen el nuevo estilo del artista en el que las formas arquitectónicas adquieren mayor supremacía sobre los elementos figurativos ornamentales.
 De 1,67 metros de altura y realizada enteramente en plata, Juan de Arfe recibe un millón, quinientos dieciocho mil, noventa y dos maravedís como pago a una armoniosa arquitectura, basada en un estricto clasicismo que siglos después sería elogiado por historiadores viajeros como Antonio Ponz e Isidoro Bosarte.

En efecto, esta obra maestra de la orfebrería española, representa el ideal de estética clasicista implantada por Juan de Arfe, donde la elegancia de líneas y proporciones se impone sobre una estudiada sobriedad ornamental, con predominio de los motivos geométricos y las superficies lisas sobre los grutescos ornamentales, las figuras de bulto y las escenas en relieve, muy depuradas dentro de un programa de exaltación eucarística.

La custodia vallisoletana adopta la forma de una torre-campanario de cuatro cuerpos en los que se alternan plantas hexagonales y circulares, utilizando de abajo a arriba sucesivamente los órdenes jónico, corintio, compuesto y toscano. Hoy día se presenta sobre un amplio basamento y dos zócalos superpuestos, con acompañamiento de pequeñas figuras de querubines, floreros angulares y faroles que son adiciones posteriores. En la descripción vamos a ceñirnos exclusivamente a la obra ideada y materializada por Juan de Arfe.

Detalle de los relieves del primer cuerpo
Primer cuerpo
Presenta una planta hexagonal estrellada, con partes salientes en las que se colocan esbeltas columnas jónicas, con plintos cilíndricos decorados con grutescos, que sirven de apoyo a arquerías de medio punto que se quiebran en los ángulos dando lugar a una forma apuntada. El pedestal de la base está recorrido por inscripciones que identifican treinta pequeños bajorrelieves apaisados colocados en el basamento y en los que se representan escenas del Antiguo Testamento que prefiguran la Eucaristía, con escenas protagonizadas por Abraham, Isaac, Moisés, David, Salomón y Elías y figuras recortadas sobre sobrios paisajes. En la decoración arquitectónica de la parte superior aparecen volutas y formas piramidales rematadas con bolas de inspiración herreriana.
Junto a este primer cuerpo iba colocado originariamente el grupo escultórico realizado en plata y en bulto redondo de Adán y Eva junto al árbol del Paraíso, en el que junto a la serpiente enroscada en el tronco aparecen magníficos desnudos que demuestran el conocimiento anatómico de Juan de Arfe como escultor, así como su dominio del oficio de orfebre en el cincelado de la copa del árbol. La escena puede estar inspirada en un grabado realizado por Durero en 1504, adquiriendo en la custodia el símbolo del origen del pecado que es redimido por la presencia de Cristo en la Eucaristía.
Bajo los arcos de este primer cuerpo, actualmente aparecen colocadas pequeñas figuras de santos arrodillados que originariamente iban colocados en el segundo cuerpo, en actitud de adoración del viril estrellado, que también iría colocado a un nivel más alto. La modificación se realizó cuando fueron incorporados a la custodia los nuevos elementos ya mencionados.

Detalle del segundo cuerpo
Segundo cuerpo
El segundo cuerpo adopta la forma de un templete circular donde doce columnas pareadas de orden corintio, decoradas en la parte central del fuste con estrías helicoidales y en la parte superior e inferior con temas de grutescos, reposan sobre un pronunciado plinto en cuyas caras aparecen pequeños y minuciosos relieves con escenas del Nuevo Testamento que también ofrecen significación eucarística. El templete se cubre con una bóveda que sugiere un espacio celeste en cuyos bordes cuelgan pequeñas campanillas.
En su interior se encuentra una imagen de la Asunción, dentro de una corona radiante, como referencia a la advocación de la catedral vallisoletana, mientras que en la base aparecen pequeñas figuras de virtudes colocadas en los ángulos y acompañadas de bolas decorativas, un motivo de origen escurialense.  
  
Tercer cuerpo
El tercer cuerpo sigue una planta hexagonal de alzado manierista, pues en el centro de cada cara se colocan unas pilastras, con finas columnas adosadas de orden compuesto, a cuyos lados arrancan unos arcos que se cruzan en las esquinas produciendo un trazado quebrado. Delante de cada columna aparecen de nuevo pirámides caladas y entre ellas figuras femeninas tocando instrumentos musicales                 

Detalle del tercer y cuarto cuerpo y del remate
Cuarto cuerpo
Elaborado con extraordinaria exquisitez, presenta una planta circular recorrida en su alzado por veintidós estilizadas columnas toscanas sobre un elevado plinto, recordando el aspecto de un templo al estilo de Bramante. En su interior abovedado cuelga una campana, elemento que confiere al conjunto arquitectónico el valor de una torre con función de campanario.
Como remate superior prescinde de la colocación habitual de una imagen para reducirlo a un esbelto chapitel coronado por una esfera, símbolo de universalidad, y una alta cruz.
  
Con el tiempo, la custodia de Juan de Arfe era presentada sobre un carro triunfante, presidiendo tradicionalmente las festividades del Corpus tan populares en Valladolid desde los años finales del siglo XVI, una fiesta acompañada de grandes festejos que aparece repetidamente citada en las crónicas y que generó, junto a la exhibición de la custodia de Juan de Arfe, otras muchas creaciones del arte vallisoletano.

Procesión del Corpus. Foto: Iglesia en Valladolid

Informe, fotografías y esquema: J. M. Travieso.



NOTAS

1 BRASAS EGIDO, José Carlos. En el IV Centenario de Juan de Arfe. Su vida y su obra en Valladolid, Boletín de la Real Academia de Bellas Artes de la Purísima Concepción, nº 37, 2002, p. 60.





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