14 de octubre de 2016

Visita virtual: FRESCOS DE LA IGLESIA DE SAN NICOLÁS DE VALENCIA, de Dionís Vidal y Antonio Palomino






FRESCOS DE LA IGLESIA DE SAN NICOLÁS Y 
SAN PEDRO MÁRTIR
Dionís Vidal (Valencia, h. 1670-Tortosa, Tarragona, h. 1719), sobre diseño de
Antonio Palomino (Bujalance, Córdoba, 1655-Madrid, 1726)
Entre 1690 y 1700
Pinturas al fresco
Iglesia parroquial de San Nicolás de Bari y San Pedro Mártir, Valencia
Pintura barroca española







Uno de los principales atractivos artísticos que conserva la ciudad de Valencia, en pleno corazón de la "Ciutat Vella", es la conocida popularmente como iglesia de San Nicolás, declarada Monumento Histórico Artístico Nacional en 1981. Su exterior, extremadamente sencillo, tan sólo animado por una torre con función de campanario colocada a los pies de la iglesia, que fue rematada en 1755 para celebrar el tercer centenario de la canonización de San Vicente Ferrer, contrasta con la riqueza de su interior, donde a finales del siglo XVII el pintor Dionís Vidal, siguiendo un plan iconográfico trazado por su maestro Antonio Palomino, cubrió por completo las bóvedas con un deslumbrante ciclo de pinturas al fresco que constituyen uno de los conjuntos más interesantes del barroco español, puesto en valor tras ser terminada su limpieza y restauración en febrero de 2016, que ha liberado a las pinturas murales de los efectos del humo y la suciedad acumulada durante tres siglos.

LA IGLESIA DE SAN NICOLÁS DE BARI Y SAN PEDRO MÁRTIR

Los orígenes del templo se encuentran en una construcción, levantada hacia 1242 sobre una antigua mezquita, que sería una de las doce primeras parroquias valencianas tras la conquista cristiana de la ciudad por el rey Jaime I. De aquel primitivo templo no queda rastro, pues entre 1419 y 1455 fue completamente reconstruido y ampliado en estilo gótico por iniciativa de Alfonso de Borja, párroco de la iglesia, futuro obispo de Valencia y papa de la Iglesia católica, entre 1455 y 1458, con el nombre de Calixto III.

La iglesia consta de una sola nave, organizada en seis tramos con bóvedas de crucería simple que en los laterales se corresponden con capillas poco profundas entre contrafuertes, dos de ellas convertidas en puertas laterales, con ventanales apuntados en el arranque de los arcos de la bóveda. Se completa con un presbiterio de traza poligonal tripartito, precedido de un tramo recto, que está orientado al este. En el muro de los pies se abre una tercera puerta y un gran rosetón calado con la forma de la estrella de David y cubierto por una vidriera.

El recinto conocería modificaciones en época barroca, siendo levantada en 1664 junto a la cabecera, por detrás de la capilla mayor, una capilla-sagrario financiada por Jacinto Sanz. Asimismo, las capillas colocadas en el tramo recto del presbiterio fueron reconvertidas en puertas de acceso a la sacristía (lado del evangelio) y de bajada a la cripta (lado de la epístola). Sobre una de ellas se colocó un órgano barroco y los retablos que presidían dichas capillas, con importantes tablas de Juan de Juanes, fueron remodelados y colocados a los lados del retablo mayor.

La iglesia guarda destacadas obras de orfebrería y de pintura, pues junto a los retablos citados con pinturas de Juan de Juanes, máximo representante del renacimiento valenciano, se encuentran otros con obras de Rodrigo de Osona y Yáñez de la Almedina.

Preside la iglesia un retablo barroco del siglo XVIII, con un sólo cuerpo y ático, ornamentado con tres columnas salomónicas a cada lado, que fue dorado en 1867. En la hornacina central se alojan las esculturas de los santos titulares, San Nicolás de Bari y San Pedro Mártir, obras realizadas en 1940 por Francisco Teruel y Enrique Tamarit, mientras que en el ático se coloca una pintura dieciochesca, del valenciano José de Vergara (1726-1799), que representa la Glorificación de la Virgen con el Niño.

A los lados del retablo mayor se hallan los dos retablos ya citados, costeados por el gremio de pelaires o laneros —cuyos emblemas figuran sobre los mismos— en los que se reaprovechan pinturas renacentistas de retablos anteriores. En el lado del evangelio se encuentra el Retablo de la Trinidad, que, presidido por un icono de la Virgen, contiene una notable colección de pinturas de Juan de Juanes en las que aparecen representados los Apóstoles, los Doctores de la Iglesia, vírgenes y santos mártires, escenas de la Creación y la Coronación de la Virgen en el remate.

En el lado opuesto presenta una idéntica estructura el Retablo de San Miguel, presidido por un ostensorio con el busto del Salvador y cuatro tablas de Juan de Juanes a los lados con historias del arcángel San Miguel. Se completa con las escenas de la Anunciación, el Nacimiento y la Adoración de los Reyes en la predela y la Presentación en el Templo en el remate superior. El púlpito volado fue realizado en el siglo XVIII por el escultor Tomás Artigues.



EL CONJUNTO DE FRESCOS BARROCOS

A pesar de todo, lo realmente impactante son las pinturas barrocas que cubren completamente las bóvedas, arcos, pilares y muros del recinto, desde los pies a la cabecera, con casi 2.000 metros cuadrados de pinturas murales, lo que inevitablemente ha suscitado la calificación de "Capilla Sixtina" valenciana.

Esta transformación al gusto de la sociedad barroca fue realizada entre 1690 y 1693, siendo atribuida a Juan Bautista Pérez Castiel la construcción de las bóvedas encamonadas que enmascaran las originales góticas y sobre las que, en la década final del siglo XVII, el valenciano Dionís Vidal desarrollaría un vasto conjunto de pinturas al fresco siguiendo un fascinante programa iconográfico diseñado por Antonio Palomino de Castro y Velasco, pintor real de Carlos II desde 1688 y prolífico escritor, que permaneció en Valencia entre 1697 y 1701 para realizar personalmente los frescos de la cúpula de la iglesia de la Virgen de los Desamparados, los frescos de la iglesia de los Santos Juanes (en proceso de restauración cuando esto se escribe) y los deteriorados frescos de la que fuera parroquia de San Pedro Apóstol en la catedral.

El cordobés Antonio Palomino, diseñador del programa pictórico de la iglesia de San Nicolás, ejerció un férreo control sobre la actuación de Dionís Vidal, su discípulo y autor material de los frescos, para que siguieran los planteamientos recogidos en su obra Museo Pintórico y escala óptica, publicada por primera vez entre 1715 y 1724, conservándose algunos de los dibujos originales de Palomino para las bóvedas de San Nicolás en el Museo Nacional de Cerámica "González Martí" de Valencia. Como dato anecdótico, tanto Antonio Palomino como Dionís Vidal aparecen retratados con las trazas de la mano en uno de los frescos próximos al rosetón del muro de los pies de la iglesia.

El complejo diseño fue ajustado por Palomino a la superficie de una bóveda formada por seis tramos separados por arcos perpiaños, doce lunetos condicionados a los ventanales, múltiples compartimentos que mantienen la estructura de crucería y una cornisa practicable que recorre el perímetro interior, con un tratamiento especial en la bóveda y muros del presbiterio.

Para articular las composiciones recurrió a las arquitecturas fingidas, tratadas como verdaderos trampantojos, colocando sobre los lunetos escenas con los pasajes más destacados de la vida de San Nicolás de Bari (lado de la epístola) y San Pedro Mártir (lado del evangelio), junto a las que aparecen grandes figuras de los apóstoles y alegorías de virtudes y figuras de ángeles, en atrevidos escorzos, que aluden al carácter ejemplarizante de la escena principal, con profusión de cartelas con frases o citas bíblicas que también guardan relación con la escena narrada. Asimismo, dos claraboyas simuladas por cada tramo establecen una sucesión rítmica en el eje de la bóveda, permitiendo contemplar un fingido celaje azul con nubes.
A la altura de la cornisa y coincidiendo con cada uno de los soportes, también se adosaron en época barroca, sobre un fondo de hojas de acanto, las figuras de grandes ángeles en estuco, que simulan mármol, cuyas dinámicas actitudes tenantes, junto a los motivos heráldicos intercalados entre ellos, proporcionan un gran movimiento rítmico al ciclo pictórico. Por debajo de ellos, todos los soportes también fueron recubiertos con vegetales y cintas en relieve y roleos pintados. 

La hagiografía de San Nicolás de Bari queda plasmada en los lunetos del lado de la epístola con los siguientes elementos iconográficos: San Nicolás curando a una lisiada, apóstol San Pedro, alegorías de la Piedad y la Limosna y dos ángeles del coro de los custodios; San Nicolás dotando a tres doncellas para contraer matrimonio, apóstol San Mateo, alegorías de la Largueza y el Recato y dos arcángeles; San Nicolás resucitando a un infante cocinado por su madre, apóstol San Pablo, alegorías de la Caridad y la Gratitud y dos ángeles del coro de los principados; San Nicolás resucitando a tres niños descuartizados en un mesón para ser cocinados, apóstol San Felipe, alegorías de la Justicia y la Verdad y dos ángeles del coro de las virtudes, con una frase del Eclesiastés en la cartela; San Nicolás enfrentándose a Arrio en el Concilio de Nicea, apóstol San Bartolomé, alegorías de la Religión y el Celo y dos ángeles del coro de las potestades, figurando en la cartela una frase del Libro de los Salmos; Liberación por San Nicolás de un niño cautivo de los moros, apóstol Santiago el Mayor, alegorías de la Devoción y la Correspondencia y dos ángeles del coro de las potestades.

El esquema se repite en el lado del evangelio, dedicado a San Pedro Mártir o San Pedro de Verona, cuyo esquema es el siguiente: San Pedro con siete años se mantiene en su fe ante su tío hereje, apóstol San Juan, alegorías de la Sinceridad y la Doctrina y dos ángeles del coro de los tronos; San Pedro tomando el hábito como dominico, apóstol San Andrés, alegorías de la Castidad y la Vigilancia y dos ángeles del coro de los querubines; San Pedro curando a un niño mudo, apóstol San Judas Tadeo, alegorías de la Clemencia y la Gracia y dos ángeles del coro de los serafines; San Pedro mueve las nubes para convertir a un hereje, apóstol San Simón, alegorías del Ingenio y la Protección y dos ángeles del coro de los santos confesores; Martirio de San Pedro en una emboscada, con una frase del Levítico en la cartela, apóstol Santiago el Menor, alegorías de la Fe y la Constancia y dos figuras de ángeles del coro de los mártires; Curación de enfermos ante el sepulcro de San Pedro, apóstol Santo Tomás, alegorías de la Buenaventuranza sobrenatural y la Inmortalidad y dos figuras del coro de las vírgenes.

Manteniendo una unidad estilística, tanto el presbiterio como el muro de la entrada situada a los pies reciben un tratamiento diferente. En el presbiterio, donde confluyen los relatos de ambos santos, una bóveda espaciosa corona el recinto. En ella Dionís Vidal ha plasmado una gloria abierta, sobre una base de arquitecturas fingidas, en la que se muestra la Glorificación de San Nicolás y San Pedro Mártir, con los dos santos elevados al cielo por ángeles entre nubes. A su alrededor se distribuyen los Doctores de la Iglesia, con las figuras sedentes de Santo Tomás de Aquino, San Agustín, San Gregorio Magno, San Ambrosio, San Jerónimo y San Buenaventura, que se alternan con figuras de ángeles y virtudes, situándose a los pies de cada uno de ellos cartelas con cortas sílabas que en su conjunto proclaman "Vos estis sal terrae. Vos estis lux mundi" (Vosotros sois la sal de la tierra. Vosotros sois la luz del mundo). Siguiendo un horror vacui propio del barroco, la decoración, con un despliegue se variados elementos ornamentales, ocupa la totalidad de los lunetos, en los que se abren ventanales apuntados con vidrieras. Este conjunto del presbiterio fue restaurado en 1917 por el profesor de dibujo José Renau Montoro.  

Muy original es el muro de la contrafachada situado a los pies de la iglesia, en el que por encima de la cornisa se abre un rosetón central y donde, mediante arquitecturas fingidas, se alarga la profundidad de la iglesia en sus dos niveles. Sobre un pretil de cerramiento que corre por encima de la cornisa, a modo de trampantojo, a los lados del rosetón se colocan sobre pedestales, simulando esculturas en bronce dorado, las grandes figuras de los evangelistas San Lucas, acompañado del toro, y San Marcos con el león. Junto a ellos, en los huecos de ambos lados, aparecen parejas de personajes relacionados con la obra decorativa barroca, identificándose en la parte derecha los retratos de Antonio Palomino dando instrucciones a Dionís Vidal sobre el programa decorativo, firmando de esta manera la obra con una imagen visual.

Sobre la puerta, entre la arquitectura fingida de un arco de medio punto, aparece una apoteósica alegoría de la Iglesia triunfante, representada por una mujer coronada con la tiara papal de triple corona y sujetando la maqueta de un templo y una gran cruz de madera, situándose a sus pies dos figuras vencidas que representan el Pecado y la Herejía. Se acompaña con cartelas en las que se lee "Domus mea domus orationis vocabitur" (Mi casa será llamada casa de oración).  Más abajo, en la contrapuerta, dentro de un medallón aparece un retrato de Alfonso de Borja, el que fuera párroco de esta iglesia y después papa Calixto III, circunstancia aclarada por la inscripción que recorre el círculo: "Callistvs III. Pont. Max. Alph. Borgia. Hvi. Eccl. rector".

Retratos de los pintores Antonio Palomino (de negro) y Dionís Vidal
Este impresionante conjunto pictórico al fresco pone de manifiesto el efervescente y refinado ambiente artístico que vivió Valencia durante la última década del siglo XVII y la primera del XVIII, siendo buena muestra de ello el concurso convocado en 1700 para realizar la fachada principal de la catedral, que fue ganado por el austriaco Conrad Rudolph, que dejó el primer modelo en España de fachada cóncavo-convexa siguiendo los modelos de Francesco Borromini.

UNA RESTAURACIÓN CULMINADA EN 2016

La recuperación de las pinturas murales de la iglesia de San Nicolás y la consolidación de la estructura que las soporta, ha sido llevado a cabo entre 2011 y 2016 por el equipo del Instituto Universitario de Restauración del Patrimonio de la Universidad Politécnica de Valencia, con un centenar de profesionales multidisciplinares que, dirigidos por la catedrática Pilar Roig Picazo (pintura mural) y el arquitecto Carlos Campos (consolidación de la bóveda y eliminación de humedades), han aplicado las técnicas más avanzadas en restauración. El magno proyecto ha contado con la colaboración de Gianluigi Colalucci, restaurador de los frescos de Miguel Ángel en la Capilla Sixtina, así como con la financiación de tan costosa tarea por la Fundación Hortensia Herrero.



HORARIO DE VISITAS:

De martes a viernes:
Julio: De 11 a 20 h.
Agosto: De 10 a 20 h.
Sábado:
Julio y agosto: De 10,30 a 18,30 h.
Domingo:
Del 17/7 al 4/9: De 11,15 a 20 h.
Lunes cerrado.




Alegoría de la Iglesia triunfante sobre el Pecado y la Herejía
Visitas guiadas previa reserva en telf. 963 913 317 o correo visita@sannicolasvalencia.com

Durante los horarios de culto no están permitidas las visitas turísticas, ni realizar fotografías o grabar imágenes.

* Información válida hasta septiembre 2016 (Fuente informativa: Iglesia de San Nicolás)


Informe: J. M. Travieso.
Fotografías tomadas de la red. La mayoría corresponden a la colección del diario El Mundo. Esquema iglesia J. M. Travieso. 







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