17 de octubre de 2009

Viaje: Crónica de una visita a Moscú y San Petersburgo por canales, ríos y lagos



APUNTES DE UN VIAJE INOLVIDABLE
Del 31 de agosto al 10 de septiembre 2009

Hacía mucho tiempo que teníamos proyectado realizar este viaje y nos apetecía comenzar esta aventura para ver el cambio que había experimentado Rusia, después de la caída del muro. Así pues, a finales de agosto, un grupo de personas de la Asociación salimos en dirección a Barajas para embarcarnos rumbo a Moscú. Después de una travesía aérea tranquila llegamos a la capital rusa y nada más aterrizar nos retienen en el avión hasta la subida de dos funcionarias soviéticas para efectuar el control de temperatura. El sobrecargo nos informa que como exista una persona con unos grados de más ponen al avión al completo rumbo a Madrid (buen comienzo). Afortunadamente todo el pasaje estaba en perfectas condiciones y podíamos comenzar a disfrutar de nuestro viaje.

En el desplazamiento por carretera desde el aeropuerto hasta el puerto fluvial de Moscú, pasamos por parajes maravillosos. En días posteriores pudimos constatar que la capital rusa tenía mucho que decir en este nuestro periplo. La llegada a la estación fluvial (1933-1937) nos causó una buena impresión, el recibimiento en el barco excelente, así como el alojamiento en el que sería nuestro hotel durante todos los días del crucero.


Los días pasados en Moscú fueron muy intensos y cargados de contenido, con una visita panorámica de la ciudad y a la Galeria Tretiakov, excursiones al metro moscovita y “Moscú de noche”.

Posteriormente nos esperaba la visita a la Plaza Roja, Mausoleo de Lenin, Almacenes GUM, el Kremlin (muralla, torres, puertas, armería, catedrales, el zar, la zarina, etc.), los rascacielos soviéticos, de diferente estilo a los de EE.UU., y de ahí que el propio Stalin rematara los finales de todos ellos en aguja. 8 fueron los proyectados y 7 los construidos, permaneciendo aún el solar donde estaba previsto levantar el último de ellos. La visita continúa por el Teatro Bolshoi, la impresionante la Iglesia del Salvador de la Sangre Derramada, en la que asistimos a una parada militar de lo más vistosa. Monumentos y más monumentos dignos de reseñar en apuntes posteriores.


Iniciamos el crucero recorriendo más de 1300 Km (Moscú-San Petersburgo), pasando por 18 esclusas, navegando por ríos, canales y lagos (Moscova, Volga, Báltico, lagos Onega, Blanco y Ladoga), con paradas en las ciudades medievales de Uglich, Goritsi, Kizhi y Mandrogui.



Nuestro primer día transcurrió tomando contacto con las distintas actividades que estaban preparadas para todo el viaje, con charlas sobre la historia de Rusia, leves nociones del idioma ruso, manualidades (construcción y pintado de matrioshkas), degustación de vodka, representaciones teatrales, coros musicales y cine, en definitiva, un programa que nos permitiría estar ocupados durante el tiempo que estuviéramos dentro del barco.

Arrancamos la navegación por el Canal Moskva-Volga. Las obras de este canal se realizaron de 1932 al 1937, construyendo 8 centrales hidráulicas, 11 esclusas, 5 estaciones de bombeo, 11 presas, 19 puentes 2 túneles y obras e instalaciones, consiguiendo 128 Km navegables. En 1947 se le bautizó con el nombre de Canal Moskva.
Continuamos navegando por el Volga, pasamos por Kaliazin, ciudad que a principios del siglo pasado era conocida por la fabricación artesanal de encajes y que hoy en día basa su economía en la fabricación de botas de fieltro y artículos de lino.

La primera parada fue Uglich, ciudad que forma parte del famoso “anillo de oro”, de las ciudades medievales situadas alrededor de Moscú. En 1591 fue el lugar donde murió el último hijo de Ivan IV el Terrible, el príncipe Dimitri. A pesar de que parte de su patrimonio fue destruido, la creación de la central hidroeléctrica ofreció a la ciudad numerosas ventajas y también el asegurar el abastecimiento de agua a toda la población a través del Embalse de Uglich, con una superficie de 249 Km2. Los edificios que se conservan Iglesia de la Dormición, el Monasterio de la Resurrección con sus cúpulas plateadas, la Iglesia de San Dimitri Ensangrentado, etc., son de un gran valor histórico artístico.


Dejamos atrás Uglich y pasamos por el Embalse de Rybinsk, construido para contener las aguas de los ríos Volga y Sheksna, llenándose entre los años 1941 al 1947, tiene una superficie de 4.580 m2 y alcanza una longitud de 140 Km., continuamos por el río Sheksna hasta efectuar nuestra segunda parada, fue en Goritsi, a 8 Km de la localidad de Kirilov, situada a la orilla izquierda del río Sheksna, su mayor atracción turística es el Monasterio de San Cirilo del Lago Blanco, conjunto arquitectónico que pertenece a las obras preclaras del arte ruso y que fue fundado a finales del siglo XIV por Cirilo archimandrita del Monasterio de San Simeón de Moscú, que con 60 años abandonó esta ciudad y siguiendo la voz de la Virgen se dirigió hacia el norte fundando este Monasterio, que se convertiría en centro de peregrinación. San Cirilo murió 30 años después de su fundación.

Reanudamos la navegación pasando por el Lago Blanco, el cual con una longitud de 46 Km. y una anchura de 33 Km., alcanza una superficie de 1.125 Km2. Tiene este lago una particularidad y es que frecuentemente el viento del norte provoca unas tormentas muy fuertes, dificultando la navegación por el mismo. Una vez pasado entramos en el Canal Volga-Báltico, abierto en 1964, que es el más largo del recorrido entre Moscú y San Petersburgo, con 360 Km. de longitud. Pasado éste navegamos por el río Kovzha, con 107 Km. de largo, hasta alcanzar el Lago Anega, que es el segundo lago de Europa por sus dimensiones después del Ladoga, con una superficie de 9.610 km2, 248 km. de longitud y 83 km. de anchura. Allí son frecuentes las tormentas con olas que a veces se elevan más de tres metros y es famoso por sus amaneceres y puestas del sol. Después llegamos a Khizi, pequeña isla que con sus 8 km de longitud cubiertos de verdes prados y algún bosque contiene unas magnificas construcciones. Visitamos la ciudad bajo una lluvia torrencial, pero merecía la pena por la belleza de la Catedral de la Transformación, la Iglesia de la Resurrección de Lázaro y el Museo de Arquitectura Rusa Antigua al aire libre.


Nuestra partida de Kizhi sirvió para continuar avanzando por el río Svir, que con una longitud de 224 km. de largo une el Lago Onega con el Ládoga. Pasamos por poblaciones como Podporozhie y Petrozavodsk hasta llegar a Mandrogui, última parada antes de San Petersburgo. Durante la guerra de los años 1941-1945, la aldea de Verkhnnie Mandrogui que contaba con 29 casas ardió completamente. En 1996 empezó a restaurarse, siendo hoy día parada obligada de todos los barcos de crucero, para poder disfrutar del complejo de villas adornadas con tallado de madera en balconadas y barandillas, con cuadras, granjas y hasta un pueblecito artesanal, con sus maestros artesanos, que crean objetos de arte, enseñando sus conocimientos muchas veces complicados y hasta en algunos casos casi perdidos, tales como tejer, bordar, pintar matrioshkas, tallar madera o hacer objetos de alfarería.

Partimos de Mandrogui con una navegación muy tranquila por el río Svir, adentrándonos en el Lago Ladóga, el cual con sus 219 km. de longitud, sus 83 km. de anchura y con una profundidad media de 50 metros, se extiende sobre una superficie de 18.400 km. cuadrados, conteniendo 500 islas, por lo que está considerado el lago más grande de Europa. En Petrokrepost entramos en el río Neva, con el que llegaríamos a nuestro destino final, San Petersburgo. Esta ciudad fue en su día una fortaleza sueca que controlaba las proximidades del río Neva. Está surcada por 86 ríos, canales de 300 km. de longitud y más de 100 islas en la parte del delta del río.


En 1914 el zar Nicolás II cambió la denominación alemana de San Petersburgo por la denominación rusa Petrogrado. Después de la muerte de Lenin en 1924, y en su honor, Petrogrado recibió el nombre de Leningrado. Tras el hundimiento de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), la ciudad recuperó el antiguo nombre de San Petersburgo en 1991.

Los días pasados en San Petersburgo fueron muy intensos y llenos de contenido. Visitamos la Catedral de San Isaac, la de Nuestra Señora de Kazán, la célebre Perspectiva Nevski, Fortaleza de Pedro y Pablo, el Museo del Ermitage, el Teatro Palace, donde asistimos a la representación del ballet clásico “El Lago de los Cisnes”, el Palacio Pushkin (con la visita al salón de ámbar y los jardines). También estuvimos en la residencia de verano de Pedro I (Petrodvorets), realizamos un paseo por el río y los canales de la ciudad, en definitiva, visitas a los lugares, monumentos y edificios más importantes de San Petersburgo.

Finalizamos el viaje con una cena en el Palacio del Gran Duque Nicolás y con la sensación de que los 11 días pasados habían sido insuficientes para ver todas las maravillas que contiene este país.

Fotografías: 1 Grupo participante. 2 y 3 Moscú. 4 Mandrogui. 5 y 6 San Petersburgo.

Informe y fotografías: Antonio Adrados
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