1 de julio de 2010

Declaración de principios de Domus Pucelae 7


UNIVERSALIDAD

     Respecto al patrimonio histórico-artístico y cultural de Castilla y León, especialmente al de Valladolid, nos corresponde defenderle, conservarle y difundirle con el convencimiento de que no nos pertenece en exclusiva, sino porque forma parte, en unos periodos con más brillantez que en otros, de la propia historia del hombre, con sus luces y sus sombras, con sus aciertos y sus errores, pero siempre con valores que avalan su UNIVERSALIDAD.

     En este sentido compartimos la intencionalidad de la UNESCO cuando reconoce determinadas obras o conjuntos como Patrimonio de la Humanidad, algo que determina que ciertas realizaciones contribuyeron al desarrollo del hombre a través de diferentes culturas y cuya trascendencia actualmente rebasa un ámbito geográfico concreto.

     Por este motivo una de nuestras actividades es movernos por el mundo para que, conociendo directamente otras culturas, valoremos más la nuestra. Asimismo, pretendemos dar a conocer todo lo que hemos sido y somos para que sea amado y respetado, reconociendo errores del pasado, pero también compartiendo el presente con la ventaja de UNIVERSALIDAD que nos proporciona la lengua en castellano.

     No nos gustan las reivindicaciones pegadas al terruño, las restricciones señaladas con absurdas fronteras, desgraciadamente muy frecuentes, y mucho menos las prohibiciones de cualquier tipo cuando están motivadas por leyes que se apartan de una principal: el sentido común. Si en la información anterior citábamos el viejo axioma castellano "nadie es más que nadie", algo aplicable a razas, religiones y rentas económicas, hoy queremos completarle con un "todo es de todos" como expresión del deseo de compartir nuestra vida en el planeta, valorando a cada uno lo suyo y ejerciendo la solidaridad cuando sea necesario.

     Otro aspecto de la UNIVERSALIDAD lo encontramos en el alcance de nuestros mensajes difundidos por Internet, algo impensable hace escasos años, encontrando una gran satisfacción cuando comprobamos que nuestros intereses son compartidos unas veces por gente localizada en los más remotos e inimaginables países y otras en la casa de al lado. Nuestra puerta está abierta, a todos ellos les brindamos sentarse a nuestra mesa y charlar tomando un café o un vaso de buen vino.

Continuará...
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