21 de febrero de 2012

Oleada de robos en el patrimonio de Castilla y León


     Durante los últimos meses se ha producido un alarmante número de robos en el patrimonio artístico de Castilla y León, siendo los más llamativos los ocurridos en la provincia de Burgos.

     Ya no será posible encontrar en la ciudad romana de Clunia, yacimiento ubicado en Peñalba de Castro, el sillar cúbico de piedra caliza en el que aparecían tallados unas serie de símbolos fálicos, pues, a pesar de la dificultad que ello entraña, la pieza fue robada el pasado 5 de enero.

     Cuando Domus Pucelae visitó el yacimiento en octubre del pasado año, la pieza, como puede apreciarse en la fotografía, permanecía inexplicablemente al aire libre, un tanto abandonada a su suerte, teniendo en cuenta los rigores climáticos de la zona y la imposibilidad de una vigilancia permanente. Nadie imaginaba que iba a permanecer en ese lugar tan sólo unos cuantos meses. Y aunque no se trata de una genial obra escultórica, sí que es un testimonio de los ritos religiosos de la cultura romana relacionados con la fertilidad y la fortuna en la Colonia Clunia Sulpicia, digna de haber sido preservada tanto de la intemperie como de los amigos de lo ajeno en un lugar apropiado, especialmente después de haberse producido durante los últimos tres años hasta veinticinco denuncias de expolio en este yacimiento.

     Pocos días antes, el 29 de diciembre de 2011, se había producido el expolio de la escena central del "Mosaico de Baco", del siglo IV, conservado in situ en la villa romana de Baños de Valdearados, un daño calificado por los expertos como irreparable. A pesar de la dificultad que supone luchar contra unas cuadrillas de expoliadores dispuestas a todo, como se desprende del brutal procedimiento utilizado en este robo, el hecho estuvo precedido de ciertas irregularidades denunciadas tiempo antes a las que no se prestó la debida atención para tomar medidas de protección y seguridad.

     Para colmo, en la madrugada del pasado día 13 de febrero, otro grupo de desalmados consiguió robar de la Capilla del Cid del monasterio de San Pedro de Cardeña, presidida por los sepulcros del Cid y doña Jimena, parte de las piezas de una colección artística donada a la abadía cisterciense en 2010 por el artista Segundo Escolar y su esposa. El seleccionado botín está compuesto por más de un centenar de monedas y medallas, realizadas en oro, plata y bronce con escenas de la vida del Cid, realizadas por el artista con motivo del milenario del "Cantar de Mío Cid". Igualmente, desaparecieron otros objetos de la misma donación, como un San Juan barroco en madera policromada, un San Juanito renacentista de nogal, un Niño Jesús de bronce del siglo XX, una arqueta decorada con motivos románicos y otra con motivos góticos, ambas de bronce dorado, y una caja de madera lacada y miniada en estilo bizantino.

     Parece ser que los ladrones penetraron por el ventanal con forma de óculo situado casi a cinco metros de altura y tras trepar por el retablo de San Sisebuto, situado debajo del mismo, accedieron a las vitrinas colocadas junto a los muros, llevándose el contenido seleccionado de tres de las doce existentes. Estos pormenores, que se pueden apreciar en la fotografía difundida por la agencia EFE, inducen a pensar en los insuficientes sistemas de alarma que disponen algunos lugares que guardan obras de gran valor histórico y artístico.

     La forma en que se han perpetrado los robos y la dificultad para vender estas piezas en el mercado de antigüedades, por estar perfectamente documentadas y catalogadas, hace suponer que pueda tratarse de robos realizados por especialistas en el patrimonio que colocan su botín en el mercado negro.

     Aunque los hechos han sido publicados oportunamente por la prensa y los autores de este último caso mencionado hayan sido rápidamente localizados y detenidos por la Guardia Civil en Burgos, recuperándose la mayor parte del botín, desde aquí queremos lanzar un mensaje para que se extremen las medidas de vigilancia en aquellas instalaciones que en esta época, marcada por una feroz crisis económica, no disponen de los presupuestos necesarios para garantizar su seguridad, especialmente en las pequeñas localidades, pues queda claro que algunas bandas organizadas tienen bien estudiados unos cuantos objetivos.

     También llamamos la atención de las instituciones, especialmente de la Junta de Castilla y León, hasta ahora tan sensible con nuestro patrimonio, para que estas desgracias no se conviertan en un inútil enfrentamiento entre partidos políticos, como ya ha comenzado a ocurrir, y se adopten las medidas eficaces que todos esperamos.


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