1 de julio de 2016

Fastiginia: El Teatro Pradera, en el baúl de los recuerdos


Estampas y recuerdos de Valladolid



Corría el año 1968 cuando los sones de El baúl de los recuerdos, una canción popularizada por la cantante Karina, se mezclaron con la ronca percusión de la piqueta que, por decisión municipal, reducía a escombros el Teatro Pradera ante el lamento de muchos vallisoletanos que con nostalgia tarareaban aquello de "cualquier tiempo pasado nos parece mejor" al ver como un edificio tan popular y céntrico efectivamente pasaba al baúl de los recuerdos.

Ante la orden de demolición, el Consistorio, con Martín Santos Romero al frente como alcalde, había declarado que "hay cosas inevitables, y ésta es una de ellas. Adelante por el progreso urbano de Valladolid". Esta decisión fue lamentada por un grupo de ciudadanos que recogieron firmas para paralizar el derribo, pero eran otros tiempos —los años finales del franquismo— y las protestas, escasas y temerosas, no sirvieron para nada. 
Salón Pradera y tranvías eléctricos
Por entonces en las instituciones no se conocía la cultura de la rehabilitación de edificios de utilidad pública y apenas se tenía la mínima consideración por los bienes patrimoniales, incluidos los histórico-artísticos, que eran sacrificados sin escrúpulos bajo la máscara de un progreso mal entendido, algo de lo que se llegaron a quejar Antonio Hernández y Ángel de Pablos (Publio) en El Norte de Castilla cuando conocieron que el Teatro Pradera estaba sentenciado.

Uno de los últimos casos consumados fue la demolición este teatro, que situado en la Plaza de Zorrilla, junto al Campo Grande, venía a establecer un contrapunto urbanístico a la Academia de Caballería en el arranque del Paseo de Zorrilla, configurando estos edificios, junto a la glorieta ajardinada del monumento a Zorrilla, unos de los espacios más representativos de la ciudad.

El Teatro Pradera tuvo su origen en una gran barraca —el Barracón Pradera— levantada en 1904 por el contratista y empresario Manuel Pradera Antigüedad para presentar al público sesiones de cinematógrafo emulando las proyecciones en París de los Hermanos Lumière. 
Muestra de algunos programas del Salón Pradera de 1915 a 1918
Para estas sesiones de cine mudo con "explicador", que comenzaron el 15 de septiembre de aquel año, el propio Manuel Pradera llegó a filmar algunas películas de corta duración con sucesos ocurridos en Valladolid. Ante el éxito de asistencia y con la idea de ampliar el negocio, en diciembre de 1909 Manuel Pradera solicitaba al Ayuntamiento la concesión de ampliación del terreno del Campo Grande ocupado por el barracón para levantar un teatro de verano, una solicitud que también había sido realizada por Guillermo García, uno de los propietarios del Cine Popular de la calle Mantería, y por el párroco de San Ildefonso, que propuso levantar una iglesia sobre el mismo terreno.

Con 20 votos a favor y 4 en contra de una comisión especial, fue aprobado por el Ayuntamiento el proyecto de Pradera de construir un teatro destinado a espectáculos públicos, con una explotación por 18 años y el compromiso de pagar una renta anual y de realizar una función al mes a beneficio de los Asilos de Caridad. Transcurrido ese plazo, el teatro pasaría a ser propiedad del Ayuntamiento. El contrato entre el empresario y el alcalde se firmaba el 16 de marzo de 1910.

La construcción se llevó a cabo con celeridad, pues el teatro, llamado Salón Pradera, se inauguraba el 16 de septiembre de 1910 con la actuación de la bailarina Carmelia Ferrer, siendo ensalzada desde El Norte de Castilla la amplitud de su sala — veinte filas de butacas forradas en rojo— y la original decoración de galerías, palcos y plateas en tonos verdosos y rosas muy claros, así como las ocho puertas de acceso a la sala y las cuatro grandes escaleras que desde el vestíbulo conducían a los pisos superiores, obras ejecutadas por Manuel Pradera bajo la dirección de Juan Agapito y Revilla, arquitecto municipal.

En el Salón Pradera, junto a las sesiones de cine, se presentaron zarzuelas, obras de teatro y actuaciones de bailarines, cantantes y variedades hasta el 5 de junio de 1920, día en que un incendio, según publicaba El Norte de Castilla, redujo el interior a cenizas obligando a su reconstrucción. Tras dos meses de obras el Teatro Pradera se reinauguraba el 15 de agosto de aquel año.

En septiembre de 1930 estrenaba el sistema de cine sonoro, lo que le convirtió en un lugar muy popular, por cuyo escenario pasarían artistas como La Argentinita, Estrellita Castro, Soledad Miralles y Amalia Molina, entre otras.  Esto dio lugar a que la concesión inicial de 18 años se fuera renovando, convirtiéndose en un lugar de estrenos sonados —Marcelino, pan y vino— y después de tradicionales sesiones de cine en programa doble, acogiendo durante las fiestas a famosas compañías, como la de Zori, Santos y Codeso, que con su comedia "Metidos en harina" el 24 de septiembre de 1967 ponían el broche final a la vida del teatro, que cerraba sus puertas tras 57 años de actividad. El derribo del teatro se hacía efectivo en enero de 1968.

Después se pudo conocer que sobre el terreno se pretendía edificar un hotel de lujo, pero el Ayuntamiento tuvo que desistir del proyecto por existir en el contrato de 1910 una claúsula por la que el terreno debía estar dedicado al teatro u otra actividad municipal, siendo beneficiarios, en caso de incumplimiento, los descendientes de Manuel Pradera. Sin uso planificado, sobre el terreno se amplió el jardín del Campo Grande con un gran escudo floral de Valladolid.

Con el Teatro Pradera desaparecía un concurrido enclave convertido desde tiempos de posguerra en lugar de cita por excelencia, por cuyo entorno pululaban los barquilleros, los vendedores ambulantes, entre ellos los de populares "cancioneros", de cacahuetes y de piñones, soldados que hacían la "mili" en Valladolid y cortejaban a las sirvientas de las casas burguesas de la Acera de Recoletos, etc.,  junto a un tráfico en aumento que poco tenía que ver con los tranvías eléctricos que circulaban ante la fachada del primitivo Salón Pradera.                


























El Norte de Castilla, 1 de mayo de 1968
















Demolición del Teatro Pradera, febrero de 1968. Foto El Norte de Castilla














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